La espalda feliz de Martín

octubre 09, 2025

La espalda feliz de Martín

Martín era un niño alegre al que le encantaba correr, jugar al fútbol y dibujar. Cada mañana llegaba al colegio con su mochila llena de libros… pero también muy pesada.

Un día, mientras caminaba hacia clase, llevaba la mochila colgada de un solo hombro.

—¡Qué pesada está! —se quejó.

Su amiga Lucía le dijo:

—Martín, si llevas la mochila así, tu espalda se puede cansar y dolerte mucho.

Martín se rió y siguió caminando.

En clase, cuando se sentaba, se encorvaba y apoyaba la cabeza en la mesa. No sabía que esa postura no era buena para su espalda ni para respirar bien. Al final de la mañana, sentía dolor en la espalda y el cuello.

Al llegar a casa, se tumbaba en el sofá con la tablet apoyada en la barriga, con el cuello doblado hacia adelante. ¡Otra mala postura sin darse cuenta!

Al día siguiente, en la pista polideportiva, al comenzar la clase de Educación Física, la maestra Carmen observó cómo Martín corría encorvado y con los hombros caídos. Entonces reunió a todo el grupo y dijo:

—Chicos y chicas, hoy vamos a aprender a tener una espalda feliz.

Todos se miraron sorprendidos.

La maestra explicó:

—Si llevamos la mochila con los dos tirantes, si nos sentamos rectos en clase, si miramos al frente cuando usamos la tablet y si corremos erguidos… nuestra espalda estará contenta, fuerte y sana.

Lucía mostró cómo ella se sentaba recta en su silla, con los pies apoyados en el suelo.

Pablo enseñó cómo colocaba bien la mochila sobre los dos hombros.

Y todos practicaron caminar y correr con la espalda recta y la cabeza alta.

Martín lo probó. Al principio le costó un poquito, pero al final del día… ¡su espalda no dolía nada!

—¡Mi espalda está feliz! —gritó mientras daba un gran salto.

Desde entonces, cada día, Martín recuerda: