Descubriendo los Juegos de Patio: Una Aventura en Equipo


Era un día soleado y todos los niños estaban ansiosos por comenzar la clase de Educación Física. Hoy era un día especial porque el maestro les había preparado una sorpresa: ¡iban a jugar a los Juegos de patio! Estos eran juegos que se jugaban en la calle cuando sus padres eran pequeños y, aunque algunos ya los conocían, muchos no sabían nada de ellos.

Los más pequeños, como Imara, Simón, Sandro, David y Margarita, todos de 1º de Primaria, no tenían ni idea de en qué consistían juegos como "Bote botero" o "Torito en alto". Se miraban entre ellos, curiosos, mientras el maestro hablaba de los juegos. En cambio, los de 3º de Primaria, como Alicia, Emma y Diego, sonreían y susurraban entre ellos porque recordaban lo divertidos que habían sido esos juegos el año anterior.

—Primero, vamos a empezar con “Bote botero” —anunció el maestro—. Este es un juego muy emocionante. Todos tienen que esconderse mientras uno cuenta con los ojos cerrados junto a un bote. ¡Pero atención! Si el que busca encuentra a alguien, corre para tocar el bote a la vez que dice "Bote botero por..." el compañero que ha visto. La única forma de salvarse es que el compañero salga de su escondite y patee el bote antes de ser descubierto.

—¡Qué miedo! —dijo Simón, imaginando cómo sería ser el último atrapado.

—No te preocupes, Simón, es muy divertido —dijo Diego con una sonrisa—. Solo tienes que correr rápido o esconderte bien.

El grupo se dividió en dos, y los niños más mayores ayudaron a los más pequeños a encontrar buenos lugares para esconderse. Imara se escondió detrás de un arbusto, mientras Margarita trataba de no reírse desde su escondite detrás de un banco. Cuando empezaron a buscar, se escuchaban risas por todas partes. Al final, Alicia fue la que salvó a todos con una gran patada al bote.

—Ahora vamos a jugar a “Torito en alto” —anunció el maestro—. Es un juego en el que uno hace de torito y tiene que atrapar a los demás, pero si los otros niños se suben a algo alto, como un banco o una piedra, el torito no los puede pillar.

—¡Eso suena fácil! —dijo David con entusiasmo.

—¡Pero cuidado! —advirtió Emma—. No puedes quedarte mucho tiempo en alto. Tienes que moverte rápido antes de que el torito te pille.

El torito al principio era Sandro, que corría por toda la pista mientras los demás saltaban a lugares altos. Hubo un momento en que casi atrapó a Simón, que se quedó quieto en el suelo demasiado tiempo, pero al final Simón se rió y se subió a un banco en el último segundo.

Cuando terminaron, todos los niños estaban cansados pero felices. Imara sonreía con los ojos brillantes y le dijo a Emma:

—¡Ahora entiendo por qué os gustaban tanto estos juegos! ¡Son súper divertidos!

—Lo mejor de todo —dijo el maestro con una sonrisa— es que vamos a aprender más juegos como estos. ¡Mañana jugaremos a “Polis y cacos” y “Tulipán”!

Los niños, tanto los de 1º como los de 3º, comenzaron a reír y a hablar emocionados de cómo harían para ganar. Era solo el inicio de una aventura llena de risas y trabajo en equipo, con muchos Juegos de patio por descubrir.


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